miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA CINTA COSTERA Y VASCO NUÑEZ DE BALBOA

Con la construcción de la cinta costera que bordeará la Bahía de Panamá, es oportuno solicitar que se haga justicia a la memoria de miles de panameños que ofrendaron sus vidas en los comienzos de la época colonial, cuando aventureros españoles invadieron este territorio, manchando de sangre nuestra historia.

Cuando termine la construcción de esa obra debe cambiarse el nombre de la avenida hoy llamada Balboa, por otro que dignifique nuestra memoria histórica y, la estatua de éste que tanta discusión ocasiona su reubicación, llevarlo simple y llanamente a un deposito, o sino dejarlo en un museo y exhibirlo como uno de los “conquistadores” más sangrientos que han pasado por el Istmo.

Es el momento de pasar de la vergüenza a la dignidad. Lamentablemente, algunos “próceres” de la patria no midieron la magnitud del daño que causaban a la historia panameña al querer lavar el rostro de Nuñez de Balboa, dando a la moneda nacional su nombre y rostro, además de nombrar avenidas importantes con el mismo, al punto que en los textos de historia se le da un trato de héroe o descubridor del Mar del Sur.

Todo esto es una falacia, si hay que ubicar a Balboa en un pedestal es al lado de Hitler, como uno de los rostros genocidas más grandes habidos en la historia de la humanidad, como el rostro europeo que después de 1492, en menos de un siglo quiso acabar con los pueblos indígenas por considerarlos inferiores y salvajes, con la bendición de los reyes de España de la época.

Sólo citemos dos fuentes históricas que sustentan nuestro escrito. En 1892 se publicó en Madrid el libro titulado “La Ilustración española y Americana” (Año XXXVI, Número XLVI) de varios autores y en el capítulo dedicado a este conquistador, destaca que, “el descubridor de lo que pudo llamarse Nuevo Mundo, según ha dicho el Sr. Fernández Duro, fue Vasco Nuñez de Balboa, el más desgraciado de aquellos grandes aventureros extremeños a quien su paisano frey Nicolas de Ovando, enseñó el camino de la gloria, de la fortuna…o de la muerte. Llegó con una expedición de ciento noventa hombres, entre ellos Francisco Pizarro, además de una traílla de perros de presa en que era capitán el famoso Leoncico, inseparable compañero de Balboa, tan maestros en acometer a los indios y derribarlos, que éstos los temían tanto como a los caballos, por lo cual gozaban tales perros su media ración de soldado y su parte de botín de guerra”.

Lo que faltó decir en ese escrito es que sin remordimientos entrenaba sus mastines para devorar niños indígenas, y que a la vez igual mantuvo férrea disputa entre sus aliados y coterráneos como Pedrarias, quién al final lo traicionó y condujo al patíbulo donde un verdugo lo decapitó y su cabeza estuvo expuesta por varios días, en un lugar de lo que se conoce hoy como Kuna Yala, donde nadie le hace pleitesía ni se acuerda del sitio exacto.

Más recientemente, el Dr. Carlos Iván Zuñiga, abogado e intelectual panameño en un artículo publicado en La Prensa (“La corrupción, Balboa y Leoncico”, 16 de marzo de 2002), decía; “La corrupción no nació por generación espontánea en las sociedades. Responde a una incubación de siglos, y en el ADN de la sangre vieja de la humanidad encontraremos los tipos que la perennizan. El acerto se corrobora con sólo pensar que el primer caso de corrupción en Panamá lo protagonizó Vasco Núñez de Balboa; así lo recordaba el maestro Indalecio Rodríguez al dialogar con la comisión. Balboa, decía Rodríguez, tenía a su perro Leoncico con una mesada de muchos maravedíes, porque tenía el olfato de distinguir en los combates al indio rebelde del indio manso”.

Hay que recordar que a la llegada de los europeos a Abya Yala (América en kuna), existían unos 70 millones de indígenas, cien años después solo podía contarse con cerca de cuatro millones, por lo que se tuvo que traer de África millones de esclavos para sustituir la mano de obra indígena.

De esta manera, los panameños no deberíamos de sufrir amnesia y, en honor a la verdad darle a la nueva cinta costera y avenida el nombre de Urracá o Victoriano Lorenzo u otro héroe nativo (a), y como bien dijera el poeta kuna Aristeides Turpana, No más (v)Asco Nuñez de Balboa.


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