Han pasado 10 años desde que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableciera los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), conocido también como la Declaración del Milenio, cuya meta principal era la erradicación de la pobreza, establecer la educación primaria universal, igualdad entre géneros, la mortalidad infantil materna, hacer frente al VIH (SIDA) y el sustento del medio ambiente.
A cinco años del cumplimiento de esos objetivos, las cifras vociferadas por los presidentes de los países latinoamericanos en la Cumbre de la ONU sobre el tema, realizada del 20 al 22 de septiembre son significantes, cualquiera que no viva en nuestro continente lo cree y, para muchos de los que llevan a cuestas esa pobreza, marginación y desprecio por parte de esos gobernantes saben que todo aquello es mentira.
Sólo basta mirar a la pobre Haití, después del desastre de enero de 2010, quedó sumida al abandono y su pobreza aumentó a pesar de las promesas dadas por medio mundo para reconstruirlo, digo eso porque son los mismos países (supuestamente ricos) que han prometido a aportar 26.000 millones de dólares a 49 países pobres del mundo, que bien se sabe una parte de ese dinero ya fue engullida por las burocracias de la misma ONU y de los gobernantes que han hecho de esas donaciones, un negocio.
Según el gobierno panameño entre los años 2003 y 2008 la pobreza disminuyó de 36,8% a un 32,4%, mientras que la pobreza extrema disminuyó de 16,6% a 14,2%. Lo increíble, según Alan García, el Perú ha alcanzado el 99% con el cumplimiento de los ODM y “ha alcanzado la meta de reducir a la mitad el porcentaje de personas con niveles de ingresos por debajo de la línea de extrema pobreza”. Sólo para citar dos, porque los demás mandatarios sus discursos fueron copias y todos destacaron el cumplimiento de los ODM para 2015, es decir una América Latina sin pobres dentro de cinco años.
Sin embargo, desde la Patagonia hasta Alaska, los pueblos indígenas parecieran no importarles esos discursos que más bien suena a martillazos de Wall Street anunciando las ganancias del día, esta vez en la bolsa se cotizaba “la pobreza” y los mandatarios latinoamericanos haciendo filas ante las puertas de sus bróker o intermediarios, ofreciendo el país mismo como garantía.
Mientras se siga maginando a los pobres de verdad y se le siga mirando con lastima sin darle participación real y efectiva en la toma de decisiones para su desarrollo, no habrá avances de los ODM, se habrá lavado dinero en nombre de la pobreza y antes de 2015 habrán grandes conmociones a lo largo del continente ensangrentado (Abya Yala) y lo dirigirán los fantasmas de hoy, los pobres y los ODM no serán más que otras promesas incumplidas.
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