El 20 de enero de 2009, el mundo estaba pendiente de lo que acontecía en Washington, los satelites que vuelan sobre nuestras cabezas entraban por los ojos de todo el planeta. Antes que llegara el anticristo en persona, un hombre negro tomaba las riendas del país más poderoso del mundo (¿más querrerista?) y lo llamaban Esperanza.
Estamos en tiempos de la historia loca (?) o de acontecimientos relampagos, sistemas ideologicos que no han tenido ni cien años de vida, enemigos que se abrazan por minutos para volver a odiarse el uno al otro, debilitamiento de imperialismo para cambiar de idioma y rasgos faciales, sistema monetario que por ser tan abundante, no se puede sostener ni con bases de plata ni de oro ni de petroleo, países de oriente medio que practican sus juquetes de guerra con personas de Palestina, como quien fuera a masacrar a media humanidad.
Todo aquello, aunado con el avisoramiento del fin del mundo, con el estacionamiento del cambio climático y el desprecio humano industrializado hacía la naturaleza, quisieramos adivinar si con Obama USA dejará de ser imperialismo (así llamo a los países que provocan guerra para invadir otros países) y devuelva los recursos monetarios y humanos robados a países en desarrollo o pobres y hacer justicia, que sus predecesores jamás lo pensaron. Unicamente, de esa manera sería amigo de todos otros países que navegan en el barco llamado Tierra.
Todas esas reflexiones me vienen de repente, cuando aquel día, metido en la selva tropical panameño o Naso, con mis hermanos del Territorio Naso Tjer Di, alrededor de una radio de pila, nos pusimos a escuchar el discurso de Obama y comentar los problemas del mundo, para olvidar por unos minutos los nuestros.
Al final, todos dijeron que hay que dar "chance" (oportunidad) al hombre para hacer los cambios, eso sí, siempre y cuando el establishment de los "halcones" gringos lo permitan.
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