Faltando poco para las elecciones en los Estados Unidos de Norteamérica, es importante destacar el papel de los indígenas, papel que mucha gente no le da importancia por ser únicamente el 1% (tres millones aproximadamente) del total de la población de unos 300 millones que pueblan ese inmenso país.
Lo que no se dice es que esas comunidades, sobre todo sus electores, son tan importantes en algunos estados como Arizona, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Montana, Nuevo México, entre otros, que ya en años anteriores han inclinado el peso de las elecciones de más de un legislador demócrata (2002 – 2006).
Lo que no se dice es que esas comunidades, sobre todo sus electores, son tan importantes en algunos estados como Arizona, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Montana, Nuevo México, entre otros, que ya en años anteriores han inclinado el peso de las elecciones de más de un legislador demócrata (2002 – 2006).
El Partido Demócrata, este año cuenta con el Congreso Nacional de Indígenas Americanos (NCAI), con sede en Washington, y Redes Indígenas Demócratas, para inscribir votantes indígenas. Por su parte los republicanos también han montando campañas en territorios indígenas, porque no pueden pasar por alto el voto indígena.
“Pocos han sido ignorados por Washington durante tanto tiempo como los indios americanos, los primeros estadounidenses”, reconoció Obama en Montana. Por su lado, el líder de los Crow, Carl Venne, en junio de este año le solicitó que si llega a ser presidente, firme la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada por la ONU en 2007. Obama mantiene, aparentemente una especie de luna de miel o simpatía de los indígenas, por lo que ha prometido tener un asesor político para asuntos indígenas en su gabinete.
Por su lado el Senador John McCain, de Arizona (importante por asentar ahí 15 pueblos o reservas indígenas), a pesar de ser Presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas en el Senado, ha tenido muchos tropiezos en sus relaciones con los mismos. Una vez manifestó que respetaría, “la soberanía tribal y la singular relación de gobierno a gobierno con las tribus indígenas”.
En cambio, quien conoce el pasado de McCain, sabe muy bien porque lo dice. Por su Comisión y escritorio pasan las solicitudes para crear casinos en territorios indígenas y hasta el mismo ha realizado dudosos lobbys para ello. Han sido sus amigos, así como de Bush, los que han ocasionado, para muchos norteamericanos uno de los mayores escándalos de corrupción de este siglo.
Jack Abramoff, fue uno de los cabilderos más influyentes y poderosos de Washington. En 2006, se descubrió que junto a su socio Michael Scanlon, cobraban a comunidades indígenas 80 millones de dólares por tareas para cabildear sus intereses de promoción de casinos ante el Congreso. Aunque McCain diga que él mismo haya mandado a investigar el caso, no hay duda que eran personas de gran influencia en el Partido Republicano y Casa Blanca, es decir sus copartidarios y allegados, y cuando se hablaba de “tribus indígenas”, necesariamente tenían que pasar por su oficina. Este escándalo salpicó a más de dos miembros del Congreso y hasta se descubrió donaciones políticas, lo que algunos líderes indígenas reconocieron que fueron víctimas del escándalo, no cómplices. Contrataban a Abramoff para que representara sus intereses en Washington por asuntos de casinos y juego.
En 2005, McCain, enfrentó la oposición de líderes indígenas, cuando solicitó más fondos destinados para supervisar y crear nuevas reglas para los casinos tribales, que según él, disimulaban máquinas tragamonedas bajo la forma de mecanismos de bingo menos regulados. Los indígenas manifestaron que eso atentaba contra el negocio que ellos regentan y a la autonomía de sus territorios.
Según el The New York Times, los casinos en territorios indígenas rinden unos 26 mil millones de dolares anuales con más de 400 casinos en todo el país. He ahí el quid del asunto.
Un ejemplo: En 2007, el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, negoció con los indígenas la instalación de miles de máquinas tragamonedas para que comenzaran a pagar al estado 500 millones de dólares al año en ganancias de los casinos, y de esta manera cubrir el déficit del presupuesto estatal y mejorar la situación fiscal.
En fin, sabiendo que ninguno de los dos candidatos va a privilegiar el tema indígena durante su mandato, es claro que hay opciones y ventanas abiertas para que nuestros hermanos indígenas sean tomados en cuenta y no ignorados como siempre, y esa opción, de seguro no es John McCain, tal vez mejor Barack Obama.
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