Con la llegada del
nuevo gobierno en Panamá, los pueblos indígenas se preguntan si sus
aspiraciones y reclamos se quedarán engavetadas como los deja el gobierno de
Martinelli, a pesar de haber creado un Viceministerio de Asuntos Indígenas, la
cuestión indígena queda como “problemas” sin resolver, a pesar de que muchos
subsidios lo cargaron sobre hombros indígenas para aparentar su humanismo que
al final resultó ser politiquería ruin y chabacana.
A pesar de que uno de
los peores dolores de cabeza del gobierno saliente fueron los reclamos
indígenas, el presidente nunca atendió a los dirigentes indígenas de manera
personal, siempre eludió sentar con sus autoridades, acostumbró a enviar a sus
representantes en las negociaciones.
No hay que olvidar los
hechos sangrientos de julio de 2010 en Bocas del Toro, Comarca Ngäbe-Buglé (Ño
Kribo), así como la burguesía panameña pregona y alardea su “viernes negro” de
la época de la dictadura de Noriega, los indígenas tenemos nuestro “viernes
sangriento”, 9 de julio de 2010, más de 100 heridos y algunos muertos, decenas
de ojos cegados por las balas de la policía y SENAFRONT panameñas, pero al
final se derogó la Ley 30 conocida como Ley chorizo que fue la gota que derramó
el vaso.
Luego tenemos los
hechos de febrero de 2012, nuevamente los hermanos Ngabes se rebelaron, esta
vez en la provincia de Chiriquí, reclamando una promesa no cumplida del
gobierno, resulta que en febrero de 2011 se había suscrito un acuerdo por el
cual se prohibiría la construcción de hidroeléctricas en la Comarca Ngäbe-Buglé,
todo terminó con la muerte de Jerónimo Rodríguez Tugrí y la firma del Acuerdo
de San Félix.
Tampoco podemos olvidar
las movilizaciones en la Comarca Guna de Madungandi, la Comarca Emberá Wounaan,
Territorio Naso Tjër-Di, Tierras Colectivas entre otros, todos en la defensa de
sus tierras ante colonos no indígenas, en su momento también tuvieron una
acogida tibia de parte del ejecutivo para solucionar esos problemas.
Hemos hecho ese
recuento rápido porque en los comienzos del gobierno saliente el presidente
entrante Juan Carlos Varela formó parte del equipo negociador en los hechos de
Bocas del Toro de 2010 y algunos que van a integrar su gabinete, esperamos que
su partido haya aprendido las lecciones de su predecesor y no esperar últimos
momentos para que de manera desesperada atienda esos reclamos.
Como siempre hemos
repetido la cuestión indígena va tomando fuerzas aún y como lo vaticinaron los
sabios estadounidenses a comienzo de este siglo, la lucha de esos pueblos va a
revolucionar la política latinoamericana si son ignoradas.
Éxitos al nuevo gobierno
de Varela y que no dejé como último párrafo de su gestión gubernamental las
demandas indígenas.
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