13 de septiembre de
2013, es un día especial para los pueblos indígenas del mundo, se cumple el
sexto aniversario de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos
de los Pueblos Indígenas, adoptado por la Asamblea General de la ONU, fecha que
marcó un antes y un después en la larga lucha de nuestros pueblos en el
reconocimiento justo de sus derechos humanos.
En lo personal, me trae
un poco de nostalgia y alegría a la vez, al recordar los comienzos de los años
´90 del siglo pasado cuando en mi juventud acompañaba a prestigiosas figuras
indígenas de distintos continentes, recorríamos los pasillos de la ONU y demás
organizaciones ya sea en Nueva York, Ginebra o en cualquier parte del mundo
para que los Estados tomaran en cuenta nuestras peticiones para que se
elaborara una Declaración a favor de los derechos indígenas, luego se
estableció el Grupo de Trabajo sobre el
proyecto de declaración, sus primeros períodos de sesiones no fueron nada fáciles,
noviembre-diciembre de 1995 y años posteriores.
Aunque por motivos profesionales y un poco de
agotamiento dejamos de asistir a las actividades de la ONU a finales de los ’90
y comienzos de 2000, nunca dejamos de seguir de cerca las discusiones del
documento y asesorando al nuevo relevo indígena en los foros internacionales
hasta llegar septiembre 2007. Después de la celebración vino la adopción del
documento por algunos estados y su implementación en las esferas nacionales e
internacionales, actualmente es uno de los pilares fundamentales del Derecho Indígena.
Este pequeño logro no es más que un gran salto en
la historia indígena, es el triunfo del legado de nuestros ancestros y una flecha guerrera con la cual las nuevas generaciones afrontaran
el futuro para que los pueblos indígenas jamás se rindan ante sus enemigos
declarados y, la memoria indígena sea siempre una viva antorcha que perdure hasta el final de la humanidad.
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