En
1994 la Asamblea General Naciones Unidas (ONU) estableció que el 9 de agosto se
conmemore el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, en Panamá no fue hasta
el 2010 que la Asamblea Nacional adopta mediante la Ley 42 de 1 de septiembre
reconocer esa fecha como Día Nacional de los Pueblos Indígenas.
Este
año toma ribetes especiales, primero, recientemente estuvo de visita oficial el
Relator Especial de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y al
concluir su paso por Panamá, el Dr. James Anaya, destacó que a pesar de que en
nuestro país hay avances significativos en materia indígena ha “observado que
este fundamento es en muchos aspectos frágil y precario, y que existen varias
amenazas sobre los derechos de los pueblos indígenas que ponen en riesgo los
avances logrados en años precedentes”. Mantiene también que, “el desarrollo de
grandes proyectos de inversión en los territorios indígenas ha sido motivo de
numerosas alegaciones de violaciones de los derechos de los pueblos indígenas,
especialmente en años recientes”.
El
Relator Especial pudo observar in situ
como las obras de concreto que se avistan en la ciudad dista mucho de la
realidad en las comunidades indígenas, muy al contrario como dijera un Cacique
Guna, el desarrollo desenfrenado está empobreciendo más a sus pueblos, además
pareciera que el tema político de garantizar comarcas mediante ley para los
Bri-bris, los Naso Tjër-Di entre otros, es tabú, ya que sus demandas están
engavetadas en la Asamblea Nacional, por lo que siempre se espera que los
pueblos indígenas hagan “bulla” o alzamientos frente a la sordera de algunos
miembros del gobierno.
En
segundo lugar, con bombos y platillos se anuncian eventos trascendentales para
supuestamente celebrar el “descubrimiento del mar del sur” por uno de los más
sanguinarios aventureros que ha pisado y ultrajado nuestras tierras, Balboa. Para
esas fechas sin miramientos se gastarán millones de dólares y habrá banquetes
para festejar la masacre no visto en los últimos 500 años, hasta erigir una
estatua que siempre será una afrenta a la memoria y dignidad de los pueblos
indígenas.
Todo
esto es como hacerle homenaje a Hitler por haber inventado los campos de
concentración nazi, tanto este último como Balboa históricamente son de la
misma calaña, por el genocidio que ordenaron y ejecutaron, como la historia lo
escribieron descendientes de los colonizadores, siguen emulando a los suyos irrespetando
nuestro luto y nuestras luchas.
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