viernes, 23 de noviembre de 2012

ADIOS A LA MAQUINA DE ESCRIBIR

(La compañía Brother fabricó la última máquina de escribir en su fábrica de Wrexham, en el norte de Gales, que abrió en 1985 y que hasta la fecha había producido 5,9 millones de ejemplares, según informó la cadena BBC.)

Debido a ese anuncio de que se deja de fabricar la máquina de escribir, aunque sea de una fábrica y marca del Reino Unido, eso indica a todas luces el deceso por muerte natural de uno de los más grandes inventos hechos por el hombre, al igual que sus inventores solo sobrevivió unos cien años para dar paso otra revolución, la informática.

Ante este hecho no puedo estar callado, déjame derramar unas lagrimas por una maquina que nos ha acompañado gran parte de nuestra vida.

Cuando salí de mi natal Dad Naggue Dubbir (Gunayala) hacía Narganá y luego la ciudad de Panamá, en busca de una educación occidental, ya escribía a mano versos y discursos, muchas veces prestadas de grandes escritores y políticos universales, la nueva vida y educación me recibía con la sonrisa amplia de una maquina de escribir, era un adolescente indígena que a duras penas podía adivinar las teclas pero podía escribir más cómodamente, poemas de amor a cualquiera mujer que me inspirara, esta vez le regalaría uno escrito a maquina de escribir, o en noches de insomnio solía sentarme a teclear la máquina hasta se agotara la inspiración o simplemente el sueño vencía.

Desde esa vez las maquinas de escribir de cualquiera marca y tamaño conocida me han acompañado día y noche, en las malas y en las buenas, para insultar, provocar, amar, llorar, superar y trabajar.

Finalizando los años 80 y comienzos de los 90 del siglo pasado poco a poco fueron desplazándose para dar paso a los ordenadores o computadores, pero seguían siendo imprescindibles, un buen día me di cuenta que la estaba abandonando, más sin embargo seguía adornando mi mesa de trabajo, lucía más que una laptop, irradiaba prestigio e intelectualidad, y el día menos pensado se lo regalé a una persona que le daría mejor utilidad que yo.

Aunque uno trabaje con una computadora o un Ipad desde su hamaca o cama, siempre tiene añoranzas de esa maquina de escribir, me da pena pensar que la próxima generación no lo lleguen a conocer y lo vean en museos, pero esa máquina de tiempo escribió gran parte de la historia universal y su legado perdurará para siempre.

Paz a su museo.


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