Este Aniversario ocurre en momentos trascendentales, nuestros hermanos Ngäbes-Buglés tienen en vilo a toda una nación por la defensa a la Madre Tierra y, han cerrando puertas en las narices de los que hoy gobiernan para favorecer a empresas mineras a costa de la miseria y pobreza de los pueblos indígenas.
El puño levantado por los Ngäbes ha tenido reflejo entre la sociedad panameña y fuera del país, esta vez no están solos, hay una masa enardecida de patriotas que siguen el sendero que van marcando los pueblos indígenas en la consecución de la segunda independencia de los pueblos de Abya Yala.
Lo que hace 87 años comenzó como el primer levantamiento indígena del siglo XX, fue sembrando semillas a través de cordilleras y ha regado fecundidad revolucionaria por océanos, ríos y montañas, ha encriptado reservas de recursos no renovables que yace bajo sus entrañas, la autonomía se construye con sangre y coraje, y las voces de las noches de febrero de Guna Yala retumban en toda Abya Yala, la liberación de los pueblos indígenas está por comenzar.
Así como bajaron de la Cordillera del Tabasará los Ngäbes, fueron hombres, mujeres, jóvenes y niños que forjaron la Revolución Dule, con la bandera universal de los cuatro vientos y cara pintada de roja, con los labios entonando el Bab Igala, fueron hacia la muerte, sabiendo que detrás vendría momentos de gloria.
Tanto ha cambiado el mundo desde entonces, la maquinaria de guerra y muerte ronda lo increíble, pero ninguno ha podido acallar las voces de libertad de los pueblos oprimidos, menos de los pueblos originarios o milenarios que están por comandar la nueva liberación del Continente ensangrentado y fecundo, Abya Yala.
Las huellas de los Dules revolucionarios marcan el paso de la espina dorsal de Abya Yala y anuncian un nuevo amanecer.
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