Julio, para los Gunas (en Panamá), es Bunurnii
(mes de las heliconias – especie de flores-), mes arrollada por una pandemia
mundial y con ella ya cumplimos cuatro meses de confinamiento, en la que una parte
del mundo se ha vuelto virtual, otra gran parte de humanos se vuelven
inhumanos, más pobres, más olvidados, a estos les queda observar desde sus
favelas, chabolas, barriadas marginadas, cómo el virus letal se vuelve mercancía,
negocio para unos pocos, para políticos que ostentan el poder, para las
farmacéuticas que pregonan vacunas aún inexistentes, para bancos y organismos
de crédito internacional, en fin, donde el reino terrenal se habrá convertido
para todos, creyentes o no, en el mismo infierno, y pareciera no tener un
horizonte limite. ¿Será posible otro mundo?
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