En algún rincón de los recuerdos
todavía arden aquellas tardes
donde solíamos intercambiar miradas
viendo encender las estrellas
tomados de los dedos
sintiendo las respiraciones
bajo el árbol de mango que
florece cada mayo
nuestra juventud en pleno apogeo,
de repente
tus manos se separan de los míos
nunca escuché tus pisadas
tomar otros senderos
sin embargo el deleite
de tus besos
quedaron fundidos en mis labios
para siempre,
te busco entre la muchedumbre
y solo logro asir tu mirada
más allá del infinito
aún te sigo amando como ayer…
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