ATENCIO LÓPEZ MARTÍNEZ
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A raíz del anuncio presidencial de hacer una “revisión completa” de la Constitución Política del país y de realizar un proceso amplio de consultas, consideramos que esto no debería quedar en meras promesas como las que venimos escuchando hace más de 20 años; cada vez que llega un nuevo gobierno promete siempre reformar la Constitución, pero antepone sus intereses partidistas y personales lo cual aborta esas intenciones, burlando a los electores que cada quinquenio votamos también para haya una real constituyente.
En el proceso de tener una nueva Carta Magna, los pueblos indígenas son también los primeros interesados, ya que la actual es una Constitución excluyente, además obsoleta en muchos aspectos, al igual que el himno nacional destaca más los resabios colonialistas que el exaltar la verdadera nacionalidad, empezando con la lucha de los pueblos originarios, quienes siguen demostrando que la dignidad y el nacionalismo se defienden sin tener como manto ninguna bandera política, esa dignidad de patria tiene únicamente rostro de la madre naturaleza y de todos los que habitamos el istmo.
La Constitución actual está rezagada de la nueva corriente constitucionalista que la mayoría de los países de América Latina va adoptando. Por ejemplo, se debe incluir el reconocimiento de la interculturalidad y el plurinacionalismo del Estado panameño; que las lenguas indígenas, además del español, sean reconocidas constitucionalmente; el reconocimiento de las comarcas y demás territorios indígenas, al igual que las provincias u otras divisiones políticas, son algunas consideraciones a plasmar en las reformas. Ahora se mira desde la Constitución panameña a las comunidades indígenas como objetos de estudio y con lenguaje paternalista y antropológico que ya ha sido superado.
En la mayoría de los países vecinos se han dedicado capítulos propios para el reconocimiento de los derechos indígenas, incluso los derechos de propiedad intelectual indígena, que junto a los recursos naturales renovables y no renovables existentes en esos territorios están siendo amenazados más que nunca.
En el caso de Colombia, de acuerdo a la Constitución vigente, la nacionalidad se adquiere por adopción en el caso de “los miembros de los pueblos indígenas que comparten territorios fronterizos, con aplicación del principio de reciprocidad según tratados públicos”, y consideramos que se debe mantener esa reciprocidad del lado panameño.
La inclusión de la cuestión indígena en las nuevas constituciones ya es motivo de estudio en muchas universidades.
Por eso, si el anuncio es para una reforma integral de la Constitución Política de Panamá, bienvenidas sean las palabras salidas del Palacio, pero si es poner más parches a la actual, es mejor que nos vayamos preparando para salir a las calles y exigir respeto a la inteligencia panameña y en eso los indígenas estaremos al frente para hacer valer nuestros derechos.
(Publicado en Opiniones del diario LA PRENSA del 18 de marzo de 2011)
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