(Elecciones en Panamá. 3 de Mayo de 2009)
Las primeras lluvias de mayo, además de refrescar el rostro de nuestras comunidades, no pudo disipar las amarguras de nuestras esperanzas, porque con las elecciones generales habidas en el país, los indígenas siempre quedan en la última lista de prioridades de los gobiernos, más aún cuando comienzan a computar la cantidad de personas que votaron por cada partido político, esas prioridades se encaminan a agradecer a quienes más gastaron a favor del vencedor o de la perdedora (en ese caso), eso sí, con fondos que serán negociados a nombre de los más “pobres”.
A pesar que en las islas sigan ondeando banderas de todos los partidos políticos y en cada hogar haya miembros de distintos colectivos que pasaron por el referéndum popular, todos están de acuerdo que aquello no fue nada más que una fiesta pasajera y momento de aumentar algunas indumentarias personales (sin importar que rostro tenga), por lo menos eran gratis y bastaba mentir que su voto iba a favorecerlos.
Como pueblos indígenas, no hemos ganado ni hemos perdido nada, todo sigue igual, las exigencias principales de nuestras autoridades y las necesidades de nuestras comunidades seguirán esperando la caridad de los gobernantes, quienes se acordarán cuando hay que hacer las fotografías oficiales que saldrán en los periódicos de tiraje nacional, sólo entonces nos acordaremos también que los marginados vendemos y servimos para atraer capitales foráneos, simplemente que lo veremos pasar cual aves en el cielo, que momentáneamente alegran nuestras vistas y arranca algunas sonrisas.
Hay cosas que nos va perjudicar en lo inmediato. Por ejemplo, si se llega a aprobar la ley de la descentralización, que en algunas comarcas (territorios indígenas), además de competir va a anular el poder de las autoridades tradicionales, cuando los gobernadores (nombrados por el ejecutivo) comiencen a manejar millones de dólares provenientes del Estado.
Por otro lado, ojala se engavete la Ley 72 de 23 de diciembre de 2008, “que establece el procedimiento especial para la adjudicación de la propiedad colectiva de tierra de los pueblos indígenas que no están dentro de las comarcas”, que en vez de hacer un favor a los emberás y wounan involucró a otros pueblos indígenas, como los nasos y ngäbes que no están dentro de las comarcas, a ser “reconocidos” por la Dirección Nacional de Reforma Agraria del Ministerio del Desarrollo Agropecuario, para la adjudicación del título de propiedad colectiva. Reforma Agraria, oficina que ha sido muchas veces el verdugo de las aspiraciones indígenas, como lo es en el caso de Kuna Yala.
La ratificación del Convenio 169 de la OIT y la adopción de la Declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, seguirán siendo banderas de lucha. La defensa y el respeto de los derechos humanos de nuestros hermanos Ngäbes y Nasos en Bocas del Toro, seguirán siendo el dolor de cabeza de los gobernantes.
Si hay algún interés de cambiar las cosas a favor de los pueblos indígenas, entonces que haya acercamientos y conversaciones de altura, no de imposiciones, y las demandas de nuestros pueblos no caigan en oídos sordos, sino nunca habrá un nuevo Panamá.
2 comentarios:
No sólo los pueblos indígenas, todas las comunidades en su conjunto, pasaron por el mismo amanecer.
El tema de fondo, es que hacer frente al proceso habitual de cada 5 años. La resistencia y la paciencia indígena si es digna de admirar. Así pasen 500 años del paso de Colón por América, ustedes sigen combativos.
Saludos, Lamed
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